lunes, 28 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (18)

Escritos antibruja

Lo que el libro decía era que una de las formas de descubrir como hacer desaparecer una bruja era escribiendo en un cuaderno todas pero todas las cosas que nos daban miedo de ella.
Sí, así, como estoy haciendo en este libro.
Y también las cosas que la bruja hacía.
Decía algo más en lo que nunca había pensado.
Decía que también había que hacer una lista de todas las cosas a las que la bruja le tenía miedo.
Yo creía que la bruja no tenía miedo de nada. Que para eso le servía ser bruja. Para andar haciendo lo que tenía ganas sin que le importara nada de nada.
Nicanor y yo nos escondimos detrás de un sillón grande que había en la sala y empezamos a hacer una lista de las listas que teníamos que hacer.
Una lista de las cosas que nos daban miedo de la bruja.
Una lista de las cosas que la bruja hacía
Una lista de las cosas a las que la bruja les tenía miedo.
Muchas de esas cosas yo ya las había ido anotando en mi libreta. Esas que ustedes están leyendo. Podían faltar algunas así que le di lo que había escrito a Nicanor para que pensara él también. Pero a él no se le ocurría nada más.
Pasamos a la última.
¿Cómo saber a qué cosas le tenía miedo la bruja?
Volvimos a la lista de las cosas que la bruja hacía.
Alguna de esas cosas debía hacerlas porque tenía miedo, otras no.
Nicanor buscó un lápiz rojo porque se le ocurrió que así nos iba a quedar mejor.
La lista decía:
Teñirse el pelo
Comprar muchos tapados de piel
Guardar los tapados bajo llave
Llevar los tapados a enfriar en verano
Dormir mucho
Perder cosas
Reirse con risa de bruja
Cocinar fideos con tuco sin queso
Cocinar feo
Gastar mucha plata

No nos parecía que entre esas cosas hubiera algo que a la bruja le diera miedo.
Hicimos una lista nueva.
Esta era de las cosas que la bruja NO hacía.
Nunca.
Jamás de los jamases.
Comer chocolate
Cantar
Jugar
Ir a la plaza
Tomar sol
¿Sería posible que la bruja le tuviera miedo al chocolate o a la calesita?
- No puede ser, decía Nicanor, porque la bruja es un “grande” y los “grandes” no tienen miedo de nada.
- Pero acá dice que las brujas tienen miedo de cosas, le respondí
- Será miedo de dragones o cosas mágicas...
En eso andábamos cuando se nos puso la piel de gallina.
Habíamos escuchado un terrible grito de bruja.
De esos que te ponen los pelos de punta como si estuvieran con gel.
Era para nosotros.
Nos estaba buscando.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (17)

Con – fabulando

No tenía ni idea de por dónde empezar.
Estaba cansada y aburrida.
Me fui para el comedor.
Miré por la ventana. Nada.
Miré para arriba. Nada.
Miré a las paredes. Y vi. Algo que antes no me había importado mucho.
En el comedor de mi casa había una pared que no era pared.
Había una pared que era toda de libros.
Casi ninguno tenía dibujos.
Ni adentro.
Ni en la tapa.
Miré un rato. Largo.
Encontré un libro muy gordo y viejo que en la tapa decía:
Fábulas de ayer y de siempre
Tenía muchas letras pero también algunos dibujos.
Una de las fábulas se llamaba, (aunque ustedes no lo crean y yo tampoco): Mil y una formas de hacer desaparecer una bruja.
Algunas cosas eran imposibles de hacer como por ejemplo exprimir 12000 naranjas y hacer que se tomara el jugo, o también hacer un muñeco de nieve, vestirlo con su ropa preferida y derretirlo con el secador de pelo.
Estaba también gritarle: ¡Sos una bruja! delante de todo el mundo sin que te diera miedo.
No, eso tampoco. No me iba a salir.
Lei durante un buen rato buscando encontrar que alguna de las 1000 formas coincidiera con algo que yo en verdad pudiera hacer.
Hasta que llegué a la forma 999.
Lo que decía no podía ser cierto.
Era demasiado fácil.
Demasiado simple.
No podía funcionar.
Se trataba solo de escribir y cantar.
Aunque en ese momento me acordé de la sopa de letras y del miedo que a las brujas les daban los cuadernos y los lápices y los libros y las palabras.
Y una vez más pensé acerca de lo útil que era saber leer y escribir para defenderse de las brujas.
Corrí a buscar a Nicanor.
La idea no le gustó mucho porque a él escribir no le gustaba para nada.
Pero me dijo que si porque él también estaba harto, requeteharto de la bruja.

jueves, 17 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (16)

Una amiga que no era bruja

Intentaba hablar con mi papá sobre la escuela pero no conseguía nada.
Cuando me venía a buscar al colegio le mostraba los cuadernos y él daba vuelta las hojas diciendo siempre: ¡Muy lindo! ¡Muy lindo!
No todas en la escuela eran brujas.
Algunas no.
Yo ya sabía darme cuenta quién era bruja y quién no.
La maestra Teresita no.
La de dibujo sí.
Tenía algunas compañeras brujas. Otras no.
Mi compañera de banco era simpática. Se llamaba Marita y no era bruja.
Estaba siempre contenta y nos reíamos mucho.
Por eso le conté todo.
Porque nos habíamos hecho amigas y uno le cuenta las cosas a los amigos.
Un día me hizo una pregunta que no le supe contestar:
- ¿Habrá alguna forma de hacer que se vaya la bruja?
- ¿Qué se vaya y no vuelva nunca más? No sé. Creo que no.
- Pero, ¿tu papá que dice?
- ¿Mi papá? Casi no habla. Dice pocas cosas. Me parece que está embrujado.
Marita se quedó pensando con preocupación. Y yo también.
Pensé.
Pensé.
Pensé.
Me fui a dormir.
Me levanté al día siguiente y pensé.
Pensé un poquito más.
Y como no se me ocurrió nada de nada. Lloré.

domingo, 13 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (15)

Sopa de letras

Nunca me había dado cuenta.
Tardé bastante en notarlo.
La bruja no sabía ni leer ni escribir.
No sabía.
Hacía de cuenta.
Se ponía los anteojos y decía palabras raras que a los que estaban embrujados les parecían bien, pero a mi no.
Empecé a sospechar un día en que la cocinera, que como les dije también era bruja y tampoco sabía leer, sin darse cuenta hizo sopa de letras.
Nicanor y yo empezamos una guerra de palabras.
- Escribí “pez” , me mostraba.
- Y yo “sapo”, ¡Mirá!
Al rato el borde del plato estaba lleno de palabras largas y cortitas, mojadas de caldo, pegoteadas bien parejitas.
¿Qué es eso que están haciendo? dijo la bruja y enseguida gritó: ¡Carlotaaaaaaa! ¿Qué tiene la sopa? ¿Qué son esas cosas con las que juegan los chicos?
- No sé, fideos de sopa, le decía la cocinera sorprendida.
Nicanor abrió la boca para decirle que eran letras, pero yo le pegué un codazo y se calló.
Lo miré con cara desesperada y le hice que no con la cabeza.
Para mi sorpresa cerró los ojos como asintiendo.
Antes de irnos a dormir me dijo:
- Hoy estuve comiendo dulce de leche en lo de la Tía Josefina.
Desde ese momento esperaba el momento de quedarme a solas con él para ponernos de acuerdo pero era muy difícil porque la bruja nos tenía muy controlados.
“Los chicos tienen que estar siempre ocupados. Yo no les dejo un minuto libre.” decía cada vez que hablaba con alguna de sus amigas brujas.
Era verdad.
Desde que la bruja estaba en casa, no solo tenía que ir a la escuela, sino también a estudiar inglés y guitarra y al club.
A mi hermano Nicanor lo habían anotado en unas clases de judo de las que venía siempre lleno de moretones.
Pero ahora habíamos descubierto algo muy importante.
Lo útil que era saber leer y escribir para defenderse de las brujas.

jueves, 10 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (14)

Brujas en la escuela

Algo se debe haber sospechado la bruja porque un día de repente abrió la puerta de mi cuarto y se río.
Después se puso seria y me dijo:
- Te vamos a cambiar de escuela.
Esa tarde fuimos a comprar el uniforme nuevo para la escuela nueva.
Me trajeron un delantal marrón clarito. Horrible. Enorme.
- ¿En qué escuela usan esto?, pregunté
y también protesté:
- ¡Me queda enormeeeeee......!
- Una escuela para gente distinguida, elegante, de buena clase social, en fin de gente como yo, me respondió mientras se miraba al espejo y se acariciaba el pelo, que ese día era de color negro con reflejos plateados.
Entonces me di cuenta de que me iba a mandar a una escuela llena de brujas.
Se lo quise decir a mi papá.
Aproveché para decírselo a la hora en que la bruja dormía la siesta.
Pero ese día estaban dando San Lorenzo vs. Huracán en vivo por la tele y también por la radio.
- No me quiero cambiar de escuela papá
- ¡Gooooool!
- Porque seguro que va a estar lleno de brujas ahí.
- ¡La hora, referí! ¡La horaaaaa!
- Y yo estoy contenta ahí en donde estoy. Tengo muchos amigos.
-¡Penal! ¡Penal! Justo en el último minuto ¡Penal!
- ¿Me escuchaste papá? ¿Estás de acuerdo?
- Sí nena, sí.
Me quedé tranquila y me fui a dormir. Sin embargo al día siguiente me despertó la bruja con el delantal marroncito en la mano diciendo:
- Apurate que tu padre te lleva a la escuela.
Media hora después pasaba por debajo de una puerta enorme de madera que llevaba a un enorme patio lleno de chicas con delantales marrón clarito que se reían fuerte, con risa de bruja.

viernes, 4 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (13)

Dulce de leche mágico

Mi Tía Josefina no compraba dulce de leche.
Lo hacía ella.
En su cocina.
Con su cuchara.
En su ollita a presión.
Yo no sabía por qué, pero después lo supe.
Era su arma secreta.
- Comé dulce de leche Pablo, le decía mi Tía a mi papá.
Pero mi papá que estaba embrujado le contestaba: ¡Muy lindo, muy lindo! Y no comía nada.
Tampoco mi hermano Nicanor. Porque en cuanto se acercaba a la cuchara la bruja pegaba un grito:
- ¡Ni se te ocurra! ¡Te vas a enfermar!
Como yo ya sabía esperaba a que mi Tía me guiñara un ojo y decía:
- Voy a la cocina a ayudar a la Tía a secar los platos.
Y eso estaba muy bien. Parecía embrujada.
Una vez lejos de la bruja buscaba una cuchara de sopa y me comía como tres, llenas del dulce de leche de Josefina.
Enseguida sentía un calorcito en el pecho y me ponía de muy buen humor.
- ¿Cómo podemos hacer para que papá y Nicanor también coman dulce de leche Tía?
Le pregunté bajito.
- No sé, me dijo, hay que esperar a que esté distraída.
Desde ese día empecé a pensar cómo hacer para distraer a la bruja.