domingo, 18 de diciembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA - FINAL - (21)

Desen – cantando

Si había algo que nos había enseñado mi mamá era a leer y a escribir. No solo eso. También nos había enseñado a contar cuentos y a inventar poesías y canciones.
Nos había enseñado muy bien porque mi mamá era maestra y le gustaba mucho pero mucho leer.
Cuando yo era chiquita andaba con una bolsa llena de letras de colores y cada vez que la veía venir le preguntaba sobre alguna letra:
Mamá ¿esta es la “F” de fideos?
Sí, me decía y también de “farol”, de “flauta” y de “frutilla”
En esa época yo no sabía que mi mamá se iba a ir de viaje.
Tampoco sabía para qué me podía servir aprender a leer y a escribir, pero no me importaba porque las letras me gustaban mucho.
Pero ahora que Nicanor y yo nos habíamos dado cuenta de lo importante que era saber leer y escribir para defenderse de las brujas, yo estaba muy contenta de que mi mamá me hubiera enseñado tantas cosas.
Después de mucho pensar Nicanor y yo teníamos un plan.
Como a nosotros no nos daba nada de miedo perder el tiempo, decidimos llevarlo adelante a ver si conseguíamos de una vez, hacer desaparecer a la bruja.
No podíamos hacerlo solos, así que llamamos a muchos de nuestros amigos y se lo contamos y también a los vecinos, que eran una parte importantísima del plan.
Porque ya sabíamos que la bruja tenía miedo de los vecinos.
También se lo dijimos a papá. Pero no nos dijo nada.
Pasamos unos días escribiendo.
Otros pintando.
También hablando por teléfono invitando gente. A mi abuelita Amelia y a mi Tía Josefina, también.
Perdimos mucho tiempo, pero a nosotros no nos importaba porque no éramos brujos.
Para el Domingo a la mañana había un gran cartel en la puerta de mi casa que decía:
HOY DEBUT HOY
GRAN MURGA GRAN : “LOS VECINOS DE LA BRUJA”
Eran las 7 de la mañana cuando todos nos reunimos vestidos de colores y con los instrumentos que encontramos a mano, listos para empezar a cantar:
Se va , se va la bruja
Se va, se va en avión
Y ahora que yo le canto,
también se va en un camión.
Mañana muy tempranito
saldré por el barrio a pasear
a preguntarle a la gente,
si ha visto a la bruja escapar.
Si el cielo fuera tinta,
y el suelo fuera papel,
la echaría a la bruja,
y haría a mi mamá volver.
Cada vez más y más vecinos se acercaban y se ponían a bailar y a cantar .
Después de un tiempo de ruido y alboroto, salió mi papá todavía en pijama , bailando y tocando la flauta, todo desembrujado. Entonces supimos que estábamos ganando. Y también porque a la bruja no se la veía por ninguna parte. Ni a Carlota.
Ni las volvimos a ver nunca más.
No quedó ni rastro.
Ni los tapados.
Ni los fideos con tuco.
Nada.
Como faltaba poco para que volviera mi mamá los vecinos se turnaron entre todos para cuidarnos. Y así estuvimos bien.
Mi mamá volvió un mes después.
Pero nunca nos creyó nada.
Ni a mi.
Ni a mi hermano.
Decía que teníamos vocación de escritores y que cuando fuéramos grandes seguramente nos íbamos a dedicar a escribir cuentos.
Y eso fue verdad.
Al menos para mi.
Aunque mi mamá no fuera ni adivina, ni bruja, ni maga.

viernes, 9 de diciembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (20)

Miedo de bruja

La bruja no sabía esperar . Cuando quería algo lo quería “inmediatamente”.
Así decía:
“Vení acá, inmediatamente”
“Lavá los platos, inmediatamente”
“Levantá ese papel del suelo, inmediatamente”
“Terminá la sopa, inmediatamente”
A mi me daba mucho miedo y salía corriendo a hacer las cosas “inmediatamente”
Pero Nicanor no podía. Estaba siempre distraído o pensando en otra cosa y casi sin darse cuenta le contestaba:
“Ya vaaaaaa....” y no hacía nada.
La bruja empezaba a ponerse de todos colores.
Primero roja.
Después verde con estrellitas en los ojos.
Al final blanca como una hoja de papel.
No es que Nicanor no le tuviera miedo.
Le tenía tanto miedo que no se podía mover.
Más le gritaba la bruja, más miedo tenía Nicanor, menos hacía.
Menos hacía Nicanor, más blanca se ponía la bruja, más le gritaba.
Podían pasar así un día entero.
Me quedé pensando que también la había escuchado muchas veces decirle a mi papá:
- Señor, no me haga perder el tiempo.
El le contestaba siempre:
- Disculpe Usted.
También decía de mi abuela :
“No atiendo el teléfono porque la abuela de ustedes me hace perder el tiempo”
Así que anotamos en la lista de los miedos de la bruja “perder el tiempo”.
También nos acordamos de cuando la bruja se puso como loca con la sopa de letras y anotamos “leer y escribir” .
Volvimos al libro de fábulas a ver qué más había que hacer porque ya teníamos dos miedos de bruja y un montón de cosas a las que nosotros les teníamos mucho miedo.
Leyendo descubrimos algo que ya sabíamos pero no nos habíamos dado cuenta. El asunto ese de que a las brujas no les gusta para nada, para nada la música y que estaba requetecontraprohibidísmo cantar.
Estábamos discutiendo sobre esas cosas cuando sonó el timbre de la puerta. Era Octavio el vecino de al lado que quería saber si le podíamos prestar la revista del cable. Lo hicimos pasar para que no se quedara esperando afuera y justo en ese momento llegó la bruja que se había ido de compras mientras nos cuidaba Carlota.
AAAAAAAHHHHHHHH! Pegó un grito horrible ¿Qué hace este hombre aquí?
Es Octavio el vecino , le respondió Nicanor
¿Quién le dio permiso para entrar? me dijo mirándome fijo a los ojos y agarrándome del brazo. ¿No dije yo que a la casa no puede entrar NADIE sin mi permiso, y mucho menos un vecino?
Nicanor y yo nos miramos. Le di la revista a Octavio que se fue rápido y sin entender nada de nada.
- Menos mal que se fue. No dejen entrar a nadie nunca pero nunca más, repetía la bruja con un temblor en la voz.
Cuando nos quedamos solos anotamos: miedo a los vecinos.

lunes, 5 de diciembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (19)

Apuro de bruja

- ¿Dónde estaban? , dijo la bruja con mucha cara de bruja. Ustedes tienen que estar siempre a la vista, donde yo pueda encontrarlos rápido si los necesito.
- ¿Adónde vamos?, le preguntó Nicanor.
- A ningún lado.
- Entonces , podemos seguir jugando.
- No
- ¿Por qué?
- Porque estoy apurada.
-Pero si no vamos a ningún lado.
- Eso que importa. Yo estoy apurada y ustedes tienen que quedarse acá sentados, por si tenemos que salir.
- Pero no vamos a salir.
- No
- Pero nunca se sabe y no quiero que me hagan perder el tiempo. En esta casa se hace lo que yo digo. Y yo digo que ustedes se quedan acá por las dudas.
No tenía ningún sentido hablar con la bruja cuando estaba así, pero a Nicanor no le importaba. Yo en cambio empecé a tener miedo de que la bruja nos encerrara en algún lado o nos embrujara con algo.
Les voy a traer la leche , dijo y se fue para la cocina.
- ¿Viste? me susurró Nicanor, la bruja tiene miedo de perder el tiempo.
- ¿Con qué? le pregunté sorprendida
- Con cualquier cosa.
Pensé.
Era cierto.

lunes, 28 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (18)

Escritos antibruja

Lo que el libro decía era que una de las formas de descubrir como hacer desaparecer una bruja era escribiendo en un cuaderno todas pero todas las cosas que nos daban miedo de ella.
Sí, así, como estoy haciendo en este libro.
Y también las cosas que la bruja hacía.
Decía algo más en lo que nunca había pensado.
Decía que también había que hacer una lista de todas las cosas a las que la bruja le tenía miedo.
Yo creía que la bruja no tenía miedo de nada. Que para eso le servía ser bruja. Para andar haciendo lo que tenía ganas sin que le importara nada de nada.
Nicanor y yo nos escondimos detrás de un sillón grande que había en la sala y empezamos a hacer una lista de las listas que teníamos que hacer.
Una lista de las cosas que nos daban miedo de la bruja.
Una lista de las cosas que la bruja hacía
Una lista de las cosas a las que la bruja les tenía miedo.
Muchas de esas cosas yo ya las había ido anotando en mi libreta. Esas que ustedes están leyendo. Podían faltar algunas así que le di lo que había escrito a Nicanor para que pensara él también. Pero a él no se le ocurría nada más.
Pasamos a la última.
¿Cómo saber a qué cosas le tenía miedo la bruja?
Volvimos a la lista de las cosas que la bruja hacía.
Alguna de esas cosas debía hacerlas porque tenía miedo, otras no.
Nicanor buscó un lápiz rojo porque se le ocurrió que así nos iba a quedar mejor.
La lista decía:
Teñirse el pelo
Comprar muchos tapados de piel
Guardar los tapados bajo llave
Llevar los tapados a enfriar en verano
Dormir mucho
Perder cosas
Reirse con risa de bruja
Cocinar fideos con tuco sin queso
Cocinar feo
Gastar mucha plata

No nos parecía que entre esas cosas hubiera algo que a la bruja le diera miedo.
Hicimos una lista nueva.
Esta era de las cosas que la bruja NO hacía.
Nunca.
Jamás de los jamases.
Comer chocolate
Cantar
Jugar
Ir a la plaza
Tomar sol
¿Sería posible que la bruja le tuviera miedo al chocolate o a la calesita?
- No puede ser, decía Nicanor, porque la bruja es un “grande” y los “grandes” no tienen miedo de nada.
- Pero acá dice que las brujas tienen miedo de cosas, le respondí
- Será miedo de dragones o cosas mágicas...
En eso andábamos cuando se nos puso la piel de gallina.
Habíamos escuchado un terrible grito de bruja.
De esos que te ponen los pelos de punta como si estuvieran con gel.
Era para nosotros.
Nos estaba buscando.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (17)

Con – fabulando

No tenía ni idea de por dónde empezar.
Estaba cansada y aburrida.
Me fui para el comedor.
Miré por la ventana. Nada.
Miré para arriba. Nada.
Miré a las paredes. Y vi. Algo que antes no me había importado mucho.
En el comedor de mi casa había una pared que no era pared.
Había una pared que era toda de libros.
Casi ninguno tenía dibujos.
Ni adentro.
Ni en la tapa.
Miré un rato. Largo.
Encontré un libro muy gordo y viejo que en la tapa decía:
Fábulas de ayer y de siempre
Tenía muchas letras pero también algunos dibujos.
Una de las fábulas se llamaba, (aunque ustedes no lo crean y yo tampoco): Mil y una formas de hacer desaparecer una bruja.
Algunas cosas eran imposibles de hacer como por ejemplo exprimir 12000 naranjas y hacer que se tomara el jugo, o también hacer un muñeco de nieve, vestirlo con su ropa preferida y derretirlo con el secador de pelo.
Estaba también gritarle: ¡Sos una bruja! delante de todo el mundo sin que te diera miedo.
No, eso tampoco. No me iba a salir.
Lei durante un buen rato buscando encontrar que alguna de las 1000 formas coincidiera con algo que yo en verdad pudiera hacer.
Hasta que llegué a la forma 999.
Lo que decía no podía ser cierto.
Era demasiado fácil.
Demasiado simple.
No podía funcionar.
Se trataba solo de escribir y cantar.
Aunque en ese momento me acordé de la sopa de letras y del miedo que a las brujas les daban los cuadernos y los lápices y los libros y las palabras.
Y una vez más pensé acerca de lo útil que era saber leer y escribir para defenderse de las brujas.
Corrí a buscar a Nicanor.
La idea no le gustó mucho porque a él escribir no le gustaba para nada.
Pero me dijo que si porque él también estaba harto, requeteharto de la bruja.

jueves, 17 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (16)

Una amiga que no era bruja

Intentaba hablar con mi papá sobre la escuela pero no conseguía nada.
Cuando me venía a buscar al colegio le mostraba los cuadernos y él daba vuelta las hojas diciendo siempre: ¡Muy lindo! ¡Muy lindo!
No todas en la escuela eran brujas.
Algunas no.
Yo ya sabía darme cuenta quién era bruja y quién no.
La maestra Teresita no.
La de dibujo sí.
Tenía algunas compañeras brujas. Otras no.
Mi compañera de banco era simpática. Se llamaba Marita y no era bruja.
Estaba siempre contenta y nos reíamos mucho.
Por eso le conté todo.
Porque nos habíamos hecho amigas y uno le cuenta las cosas a los amigos.
Un día me hizo una pregunta que no le supe contestar:
- ¿Habrá alguna forma de hacer que se vaya la bruja?
- ¿Qué se vaya y no vuelva nunca más? No sé. Creo que no.
- Pero, ¿tu papá que dice?
- ¿Mi papá? Casi no habla. Dice pocas cosas. Me parece que está embrujado.
Marita se quedó pensando con preocupación. Y yo también.
Pensé.
Pensé.
Pensé.
Me fui a dormir.
Me levanté al día siguiente y pensé.
Pensé un poquito más.
Y como no se me ocurrió nada de nada. Lloré.

domingo, 13 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (15)

Sopa de letras

Nunca me había dado cuenta.
Tardé bastante en notarlo.
La bruja no sabía ni leer ni escribir.
No sabía.
Hacía de cuenta.
Se ponía los anteojos y decía palabras raras que a los que estaban embrujados les parecían bien, pero a mi no.
Empecé a sospechar un día en que la cocinera, que como les dije también era bruja y tampoco sabía leer, sin darse cuenta hizo sopa de letras.
Nicanor y yo empezamos una guerra de palabras.
- Escribí “pez” , me mostraba.
- Y yo “sapo”, ¡Mirá!
Al rato el borde del plato estaba lleno de palabras largas y cortitas, mojadas de caldo, pegoteadas bien parejitas.
¿Qué es eso que están haciendo? dijo la bruja y enseguida gritó: ¡Carlotaaaaaaa! ¿Qué tiene la sopa? ¿Qué son esas cosas con las que juegan los chicos?
- No sé, fideos de sopa, le decía la cocinera sorprendida.
Nicanor abrió la boca para decirle que eran letras, pero yo le pegué un codazo y se calló.
Lo miré con cara desesperada y le hice que no con la cabeza.
Para mi sorpresa cerró los ojos como asintiendo.
Antes de irnos a dormir me dijo:
- Hoy estuve comiendo dulce de leche en lo de la Tía Josefina.
Desde ese momento esperaba el momento de quedarme a solas con él para ponernos de acuerdo pero era muy difícil porque la bruja nos tenía muy controlados.
“Los chicos tienen que estar siempre ocupados. Yo no les dejo un minuto libre.” decía cada vez que hablaba con alguna de sus amigas brujas.
Era verdad.
Desde que la bruja estaba en casa, no solo tenía que ir a la escuela, sino también a estudiar inglés y guitarra y al club.
A mi hermano Nicanor lo habían anotado en unas clases de judo de las que venía siempre lleno de moretones.
Pero ahora habíamos descubierto algo muy importante.
Lo útil que era saber leer y escribir para defenderse de las brujas.

jueves, 10 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (14)

Brujas en la escuela

Algo se debe haber sospechado la bruja porque un día de repente abrió la puerta de mi cuarto y se río.
Después se puso seria y me dijo:
- Te vamos a cambiar de escuela.
Esa tarde fuimos a comprar el uniforme nuevo para la escuela nueva.
Me trajeron un delantal marrón clarito. Horrible. Enorme.
- ¿En qué escuela usan esto?, pregunté
y también protesté:
- ¡Me queda enormeeeeee......!
- Una escuela para gente distinguida, elegante, de buena clase social, en fin de gente como yo, me respondió mientras se miraba al espejo y se acariciaba el pelo, que ese día era de color negro con reflejos plateados.
Entonces me di cuenta de que me iba a mandar a una escuela llena de brujas.
Se lo quise decir a mi papá.
Aproveché para decírselo a la hora en que la bruja dormía la siesta.
Pero ese día estaban dando San Lorenzo vs. Huracán en vivo por la tele y también por la radio.
- No me quiero cambiar de escuela papá
- ¡Gooooool!
- Porque seguro que va a estar lleno de brujas ahí.
- ¡La hora, referí! ¡La horaaaaa!
- Y yo estoy contenta ahí en donde estoy. Tengo muchos amigos.
-¡Penal! ¡Penal! Justo en el último minuto ¡Penal!
- ¿Me escuchaste papá? ¿Estás de acuerdo?
- Sí nena, sí.
Me quedé tranquila y me fui a dormir. Sin embargo al día siguiente me despertó la bruja con el delantal marroncito en la mano diciendo:
- Apurate que tu padre te lleva a la escuela.
Media hora después pasaba por debajo de una puerta enorme de madera que llevaba a un enorme patio lleno de chicas con delantales marrón clarito que se reían fuerte, con risa de bruja.

viernes, 4 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (13)

Dulce de leche mágico

Mi Tía Josefina no compraba dulce de leche.
Lo hacía ella.
En su cocina.
Con su cuchara.
En su ollita a presión.
Yo no sabía por qué, pero después lo supe.
Era su arma secreta.
- Comé dulce de leche Pablo, le decía mi Tía a mi papá.
Pero mi papá que estaba embrujado le contestaba: ¡Muy lindo, muy lindo! Y no comía nada.
Tampoco mi hermano Nicanor. Porque en cuanto se acercaba a la cuchara la bruja pegaba un grito:
- ¡Ni se te ocurra! ¡Te vas a enfermar!
Como yo ya sabía esperaba a que mi Tía me guiñara un ojo y decía:
- Voy a la cocina a ayudar a la Tía a secar los platos.
Y eso estaba muy bien. Parecía embrujada.
Una vez lejos de la bruja buscaba una cuchara de sopa y me comía como tres, llenas del dulce de leche de Josefina.
Enseguida sentía un calorcito en el pecho y me ponía de muy buen humor.
- ¿Cómo podemos hacer para que papá y Nicanor también coman dulce de leche Tía?
Le pregunté bajito.
- No sé, me dijo, hay que esperar a que esté distraída.
Desde ese día empecé a pensar cómo hacer para distraer a la bruja.

jueves, 27 de octubre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (12)

Objetos perdidos

A las brujas se les suelen perder muchas cosas.
Porque están siempre muy distraídas pensando brujerías.
Perder cosas las hace poner de muy mal humor.
Uno sabe que una bruja es una bruja porque cuando una bruja pierde algo anda muy pero muy enojada y le echa la culpa al primero que pasa por adelante.
- ¡ Fuiste vos!, le grita ¿Dónde está? ¿Dónde lo pusiste?
O lo que puede ser muchísimo peor: ¡Yo te lo di ! ¡Devolvémelo!
En esas situaciones lo mejor es salir corriendo y esconderse rápido en algún lugar muy pero muy escondido a esperar a que la bruja se distraiga con otra cosa y se olvide.
La bruja que vivía en mi casa perdía cosas todo el tiempo.
Las encontraba y las volvía a perder.
Todo el tiempo.
Para saber en qué momento tenía que salir corriendo me hice una lista de las cosas que solía perder la bruja:
La tijera del costurero
El pañuelo amarillo
La cucharita de plata (alguna de las doce que tenía)
El peine
El alfiler de gancho
Los anteojos de sol
El tapón de la bañadera
El repasador de pintitas
El sacacorcho
Las llaves
La lima de uñas
El costurero (todo entero)
Pueden usar mi lista o hacer la suya propia. Lo condición para saber si el objeto perdido es de una bruja es que cuando escuches:
¿Dónde está el/la (rellenar con algo de la lista)............................... ?
te dé un dolor de estómago muy fuerte y muchas ganas de salir corriendo a esconderte en ese lugar en donde vos sabes que nadie, pero nadie, te va a encontrar.

domingo, 16 de octubre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (11)



Costurera sin dedal

A las brujas no les gusta hacer las cosas de la casa.
Si no les queda más remedio las hacen.
Pero las hacen mal.
Apuradas y enojadas.
Protestando.
Pensando en vengarse.
Por eso las brujas cocinan feo.
Todas las tortas les salen chatas.
Y las empanadas sin juguito.
No saben planchar.
Se les secan todas las plantas, porque no las riegan.
Nunca jamás hacen la cama.
Ni limpian los vidrios, que se van llenando de telarañas.
Y lo que es mucho, pero mucho peor, no saben ni coser un botón y cuando cosen, cosen siempre, pero siempre sin dedal , porque a las brujas no les importa pincharse los dedos, porque tienen dedos de bruja.
Un dedal es como un sombrerito que se le pone al dedo cuando uno quiere coser lindo y prolijo.
Pero a las brujas no les importa que los dobladillos les queden derechos, o que los nombres bordados en los delantales les queden parejitos.
Mi Tía Josefina que tenía una máquina de coser a pedal y una caja de madera con montones de botones, de lentejuelas y de hilos multicolores me había enseñado un verso que decía así: “Costurera sin dedal cose feo y todo mal”
Por eso cuando la veía coser feo y todo mal yo sabía qué era una bruja.
Gracias a mi Tía Josefina, que, como ya les dije tenía un arma secreta contra las brujas.

jueves, 13 de octubre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (10)

Risa de Bruja

Algo bien sabido por todos es que las brujas tienen risa de bruja.
No sonrisa, risa.
Porque las brujas nunca se sonríen.
Solo se ríen.
La risa de bruja no es una risa como la de la gente normal.
La risa de bruja es una risa que te da miedo.
La bruja se ríe y vos sabes que no es que está contenta o de buen humor o que algo le causó gracia.
No.
Cuando una bruja se ríe es porque te está por hacer algo terrible y se ríe de vos.
Estos son los distintos tipos de risas de bruja que fui registrando en mi libreta y que espero te ayuden a reconocerla en caso de tener alguna bruja en los alrededores:
JAJAJEJEJIJJOJOJUUUUUUUUUUUU
AAAJAJAJAJAAAAAJAJAJAJAJAAAAAJAJAJAJAIIIIIIJIJIJIJIJI
JajajajJAJAJAJjejejeJEJEJEJEJEjijijiJUUUUJUUUU
Ajaja – ajaja – AJAJA – AJAJAJAJAJA - AJAJAJAJA
Juajajaiiiii – Juajajiiiiiiiiii - Juajarajuajrajuajarajoooooooooo

domingo, 9 de octubre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (9)

Antídotos

Lo primero que aprendí es que había antídotos contra los embrujamientos de las brujas.
Algunos estaban dentro de la larga lista de cosas prohibidas, de esas que uno no sabía bien por qué estaban prohibidas, como por ejemplo el chocolate y el queso rallado.
Lo del queso rallado me lo había enseñado mi abuelita que, para que la bruja no se diera cuenta, lo ponía siempre debajo de los fideos con tuco y nunca por encima, como hacía toda la gente.
Pero a veces en mi casa no había queso de rallar, entonces yo me ponía a patear y chillar diciendo que los fideos con tuco me daban asco y que no los podía comer, hasta que al final me mandaban a mi cuarto sin cenar.
También el chocolate era bueno como antídoto, pero en mi casa nunca había porque la bruja decía que hacía mal al hígado.
Un día me di cuenta de que un gran antídoto contra muchos embrujos era cantar.
“No hagas ruido” , me decía la bruja .
O
“Sos una desentonada”
Pero era para que no cantara.
A veces cuando cantaba se empezaban a desembrujar también mi hermano y mi papá y todos nos reíamos mucho y pasábamos un buen rato.

domingo, 2 de octubre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (8)

Las brujas son vagas y les gusta dormir

Mi libreta secreta estaba cada vez más llena de datos e instrucciones acerca de cómo reconocer una bruja y qué hacer para no terminar embrujado o cocinado o congelado.
La hora de la siesta era mi momento preferido para tomar notas porque a esa hora ella siempre, pero siempre estaba durmiendo.
Todos sabemos que la madrastra de la Cenicienta le mandaba a hacer todas las cosas de la casa a ella, pero lo que no todos saben es qué hacía la madrastra mientras no estaba planchando ropa o lavando platos.
Sin embargo yo se los puedo contar, si es que van a guardar el secreto.
No hacía nada.
A las brujas les encanta no hacer nada o dormir, que es como no hacer nada, pero mejor.
Se encerraba en su cuarto diciendo que tenía mucho trabajo.
Yo la espiaba por el ojo de la cerradura y veía como se metía en la cama y , de a poco se iba quedando dormida.
A eso de las siete se despertaba y me llamaba:
- ¿Está lista la cena? ¿Terminaste de cocinar?
Después lo llamaba a Nicanor:
- ¿Sacaste la basura?
- ¿Te ordenaste el cuarto? ¿Hiciste los deberes?
Nicanor como siempre no había hecho nada y ella se ponía enojada y furiosa.
Ahí se daba cuenta de que algo no funcionaba bien en sus hechizos y se levantaba haciendo volar su largo saco de bruja que parecía como una capa voladora mientras iba por el pasillo que llevaba hasta la cocina.
- Hoy vamos a comer fideos con tuco , anunciaba .
Y yo sabía que tenía que ponerme a preparar el antídoto porque nos iba a embrujar a todos otra vez.

lunes, 26 de septiembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (7)

Parecer embrujada

Una de las cosas más importantes que hay que hacer una vez que uno sospecha que está viviendo con una bruja o que una bruja muy poderosa se ha metido en su casa, es parecer embrujado de manera que, la bruja en cuestión, no se moleste en andar reforzando hechizos o haciendo embrujos nuevos.
Lo segundo, casi tan importante como lo anterior, es averiguar cuántas otras brujas hay en la casa o en los alrededores.
Me contaron que a veces hay también maestras o directoras que son brujas.
También puede ser bruja la vecina.
O la esposa del encargado del edificio. Esa que no te deja entrar con la bicicleta. Esa.
Como les dije al principio parecer embrujada es muy importante y bastante fácil de conseguir.
Hay que hablar poco y decir todo que si.
Porque las brujas son malas pero no son inteligentes. Son demasiado orgullosas como para ser inteligentes.
Uno puede decirles mentiras fáciles de descubrir como:
¡Qué bien te queda ese vestido!
De esa manera la bruja puede llegar a pasar una tarde entera mirándose al espejo complacida, dejándonos bastante tiempo libre.
Se puede parecer embrujado mirando mucha tele, teniendo el cuarto ordenado y mostrándose siempre servicial.
Sacar la basura sin protestar, es porque estás embrujado.
Lavar los platos sin que te lo pidan es porque estás embrujado.
Tener buenas notas en la escuela, estás embrujadísimo.
Decir hoy no tengo ganas de ir a la fiesta de cumpleaños de mi compañera de banco, cien por cien bajo control.
Me daba cuenta de que iba bien cuando escuchaba que le decía a otras brujas:
- La nena es un amor. Se porta re bien. No da nada de trabajo.
“No da nada de trabajo” en la jerga de las brujas quiere decir “no me cuesta nada mantenerla haciendo lo que yo quiero”.
Esas conversaciones me ayudaban también a saber quiénes eran brujas y quiénes no.
Mi abuelita Amelia, no, por ejemplo.
Mi abuelita Amelia siempre le decía:
¿Por qué la nena no va a la plaza? ¿Por qué no la dejás subirse al tobogán?
Y todas cosas así, de esas que estaban prohibidísimas.
La bruja nunca quería hablar con ella.
- Decile que no estoy , me decía cuando la llamaba por teléfono.
Yo le decía:
- No está
Y mi abuelita Amelia no le creía. Entonces yo me daba cuenta de que no estaba embrujada y de que podía contar con ella.
Con ella y con mi tía Josefina, que tenía un arma secreta contra las brujas.
Pero eso se los voy a contar después.

martes, 20 de septiembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (6)

Sin palabras

A esta altura ustedes se preguntarán que cómo se había metido la bruja en mi casa.
Yo también.
Nunca supe como consiguió el trabajo.
Sería porque mi papá estaba siempre muy ocupado.
Y cuando estaba no escuchaba, ni hablaba casi nada.
Decía: “ sí” , “como no”, “bueno” y “ahora voy” .
Decía también otras cosas cuando era fin de semana como por ejemplo: gol, partido, pelota, referí y penal.
A veces ella le decía:
- Deme plata.
El metía la mano en el bolsillo y le daba.
Pero cuando lo quería hacer yo no funcionaba.
Mi papá me miraba de reojo y me decía :
- ¡Muy lindo, muy lindo! Y seguía haciendo lo que fuera que estuviera haciendo.
Al principio yo creía que era en serio, porque lo decía cuando le llevaba mi cuaderno lleno de muy bien dieces. Pero después empecé a probar con otras cosas:
Un dibujo mamarracho.
Una banana mordida.
Un huevo duro.
Una camiseta de huracán
Ahí fue que me di cuenta.
Que no podía ser. Que era mentira.
Una camiseta de huracán no.
El mismo me había enseñado cuando yo era muy chiquita a cantar:
¡Ciclón, ciclón qué grande sos!
Entonces empecé a prestar atención y me di cuenta de que a mi papá le faltaban un montón de palabras.
Ese día decidí que algo había que hacer aunque no sabía bien qué.
Yo era la única a la que todavía no había podido embrujar.

lunes, 12 de septiembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (5)

Caramelos embrujados

Algunas cosas estaban requete prohibidas.
No se podía. Así de simple.
Era una lista larga.
Enorme. Imposible de memorizar.
Una lista de cosas que no se podían.
No se podía ir a la plaza.
No se podía subir a la hamaca .
Mucho menos al sube y baja.
No se podía estar despierto de noche.
Nunca.
Ni para año nuevo.
No se podía comer chocolate. Ni siquiera con la leche.
No se podía invitar amigos.
Mucho pero mucho menos, ir a la casa de ellos adonde nadie nos podía vigilar.
Pero había algo que estaba requetecontrasuperprohibidísimo: comer caramelos de la bolsa prohibida.
Decía que era porque se te iban a caer todos los dientes.
Pero era mentira.
Yo tenía muchas amigas que tenían dientes y comían caramelos y chicles.
Me olvidé de contar que los chicles también estaban requetecontrasuperprohibidísimos, pero esa es otra historia.
Después del día del niño envuelto Nicanor no quiso comer más carne. Nunca. Ni siquiera cuando lo obligaban y esperaban a que se metiera el tenedor en la boca.
Juntaba, juntaba, y cuando nadie lo veía...puaj...escupía la bola gris de carne masticada y se la guardaba en el bolsillo para tirarla después a la basura.
Nicanor andaba con un hambre terrible.
Porque en casa lo único que Carlota hacía de comer era carne.
Y no había quién le sacara de la cabeza que nos estábamos comiendo a algún vecinito.
Hasta que un día no pudo más y buscando algo que comer se encontró la requetesuperprohibidísma bolsa de caramelos, riquísmos, envueltos en papel dorado y se la comió entera.
Lo vi venir feliz, con la boca toda pegoteada y las manos sucias.
¿Querés jugar a los autitos? le dije, porque eso sí se podía. Me di vuelta para buscar la caja y escuché un :
¡Guácala!
Era Nicanor. Vomitaba de colores.
Verde
Rojo
Azul
Amarillo
Violeta con pintitas
El piso parecía un arcoiris.
Enseguidita nomás apareció la bruja. Porque, después aprendí que cuando un encantamiento se activa, ellas se dan cuenta.
- ¡Los caramelos! gritaba
- ¡Te comiste los caramelos! ¡Mis caramelos!
Se fue a la cocina y volvió con un vaso enorme de leche blanca, fría, horrible, sin azúcar, ni nada, leche, pura leche.
- Tomate esto Nicanor .
Y se la tomó.
Enseguida se puso bien del estómago.
Pero desde ese día a Nicanor le gustaba la leche sola, fría, sin azúcar, ni chocolate, ni nada. Un asco.
Y se la tomaba.
Y me decía: ¡Qué rica la leche!
Y yo sabía que ella lo había embrujado.

sábado, 10 de septiembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (4)

Brujas en la cocina

Un día mi hermano sin darse cuenta se lo dijo: “Tenés cara de bruja”.
Ella soltó una risa espeluznante, chillona, bien de bruja, que hizo que se me pararan todos los pelos y después se puso seria y lo miró.
- ¡Cómo se te ocurre una cosa así! ¡Mirá si te escuchan los vecinos!
No sé muy bien que pasó después pero mi hermano andaba muy preocupado.
Un día que la cocinera estaba haciendo niño envuelto entró como desesperado a mi cuarto y me empezó a sacudir:
¡Nos vamos a comer un niño! ¡Nos vamos a comer un niño! ¡Nos vamos a comer un niño!, repetía con la cara blanca de susto.
Lo convencí de volver a la cocina y de que seguramente había escuchado mal.
Carlota, la cocinera tenía unas uñas largas, rojas y pinchudas, tan afiladas que no necesitaba cuchillo para cortar finita la carne. A mi me parecía normal porque siempre había sido así.
Ella también era una bruja.
Porque las brujas, siempre están rodeadas de otras brujas. Pero en ese momento yo no lo sabía.
Pero lo que si sabía es que Carlota también me daba miedo.
Le pregunté haciéndome la distraída: ¿Qué hay de comer?
Se dio vuelta y mirando a los ojos a mi hermano respondió lentamente:
N-i-ñ-o-e-n-v-u-e-l-t-o-
Mi hermano pegó un grito terrible y salíó corriendo.
Ella lanzó una de esas risas que yo solo había escuchado en las películas.
Nadie supo en dónde estaba Nicanor hasta la noche muy tarde. Pero lo cierto es que ese mediodía hubo un cambio de menú y comimos ñoquis.

lunes, 5 de septiembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (3)

Ropa de bruja

Usaba unos tapados de pieles de esos muy peludos, parecidos a los de Cruela de Vil.
Decía que tenía mucho frío, que era por eso.
El ropero en donde los guardaba tenía un terrible olor a naftalina, que son esas bolitas blancas que se usaban antes para matar a las polillas. Yo creía que era por eso. Pero no. Era solo un truco para que nadie se diera cuenta.
Lo descubrí un día que me animé a entrar a su pieza porque no había nadie y la ventana estaba abierta. Me acerqué al ropero y escuché unos ruidos muy raros. Se me ocurrió mirar por la cerradura. Un montón de animales peludos iban y venían tratando de acomodarse como podían en el espacio que les quedaba libre. Porque había que decirlo. Cada vez había más. Decía que ninguno la abrigaba suficiente y por eso traía un tapado nuevo todos los meses.
Era un misterio. Nadie sabía bien de dónde los sacaba.
Durante el verano se los llevaba a una cámara frigorífica y los congelaba. Decía que era para que no se arruinaran pero mucho después supe que era para que no se escaparan.
Desde ese día, desde el día en que descubrí que tenía esos animales encerrados ahí, andaba con mucho miedo de que se enojara conmigo y me convirtiera en tapado de piel.
Intenté avisarle a mi papá que la señora que estaba en casa para cuidarnos mientras mamá estaba de viaje era una bruja, pero no me creía. Porque a los chicos los grandes no les creen . Cosas de chicos dicen.

sábado, 3 de septiembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (2)

Pelo de bruja

A la bruja que yo conocía le gustaba cambiarse el color de pelo.
Fue por eso que empecé a sospechar, aunque ella decía que iba a la peluquería.
Pero era mentira. Yo la vi. Entraba al baño con el pelo rubio y al rato salía con el pelo rojo.
La espiaba desde la ventana de mi cuarto que daba al patio.
No solo se cambiaba el color.
También el peinado.
Un día lo tenía largo hasta la cintura y al día siguiente cortito y con rulos.
Decía que usaba pelucas. Pero no era cierto porque nunca, nunca, nunca me dejaba tocarle el pelo. Ni bien alguien se le acercaba pegaba el grito:
- ¡No me despeines! ¡No me toques el pelo que me acabo de poner esprai !
A veces estaba tan distinta que no la podía reconocer.
Un día la vi entrar en mi escuela con el pelo rojo y parado como un cepillo.
Estaba jugando con mi amiga Cecilia cuando la vimos:
- AAAAAAHHHHHHH!!!!!!!!!! ES UNA BRUJAAAAA!!!!!! gritamos las dos al unísono.
Pero nadie nos creía, porque a los chicos nadie les cree, así que todos los adultos nos miraron con indignación. La bruja se empezó a reír con esa risa que yo le conocía que no era de risa sino para hacerse la distraída:
- Pero qué cosa estas chicas las cosas que dicen...JAJAJAJA, JIJIJIJI, JUJUJUJU...
Y todo así hasta que nos quedamos solas las tres y la cara se le puso negra y de los ojos le empezaron a salir unos rayos de colores que rebotaban en los vidrios.
- ¡¡¡¡¡¡Cómo se te ocurre decirme BRUJA delante de todo el mundo!!!!!! ¡¡¡¡¡Mocosa impertinente!!!!!
Por lo que rápidamente me di cuenta de que podía decirle BRUJA , pero nunca, nunca, delante de un extraño.
Ese día anoté en mi libreta secreta:
No decir bruja a la bruja delante de otra gente, excepto que estemos entre otras brujas. (AVERIGUAR QUIEN ES BRUJA Y QUIEN NO)

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (1)

Era una bruja.
No había ninguna duda.
Aunque a veces se disfrazaba y parecía que no.
Tenía una nariz ganchuda y torcida, bien de bruja, y en la punta tenía también una verruga chiquita y arrugada, bien de bruja.
Andaba por el barrio vestida como una más.
Venía a trabajar como una más.
Porque la gente no se da cuenta de quién es bruja y quién no.
Se confunde.
O se deja hechizar, que es lo mismo.
Cuando uno está hechizado piensa que es mentira lo que es verdad y que es verdad lo que es mentira.
La cabeza se le hace un lío y se olvida las cosas.
Por eso es muy importante saber cómo se hace para darse cuenta de quién es bruja y quién no.