domingo, 13 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES PARA RECONOCER A UNA BRUJA (15)

Sopa de letras

Nunca me había dado cuenta.
Tardé bastante en notarlo.
La bruja no sabía ni leer ni escribir.
No sabía.
Hacía de cuenta.
Se ponía los anteojos y decía palabras raras que a los que estaban embrujados les parecían bien, pero a mi no.
Empecé a sospechar un día en que la cocinera, que como les dije también era bruja y tampoco sabía leer, sin darse cuenta hizo sopa de letras.
Nicanor y yo empezamos una guerra de palabras.
- Escribí “pez” , me mostraba.
- Y yo “sapo”, ¡Mirá!
Al rato el borde del plato estaba lleno de palabras largas y cortitas, mojadas de caldo, pegoteadas bien parejitas.
¿Qué es eso que están haciendo? dijo la bruja y enseguida gritó: ¡Carlotaaaaaaa! ¿Qué tiene la sopa? ¿Qué son esas cosas con las que juegan los chicos?
- No sé, fideos de sopa, le decía la cocinera sorprendida.
Nicanor abrió la boca para decirle que eran letras, pero yo le pegué un codazo y se calló.
Lo miré con cara desesperada y le hice que no con la cabeza.
Para mi sorpresa cerró los ojos como asintiendo.
Antes de irnos a dormir me dijo:
- Hoy estuve comiendo dulce de leche en lo de la Tía Josefina.
Desde ese momento esperaba el momento de quedarme a solas con él para ponernos de acuerdo pero era muy difícil porque la bruja nos tenía muy controlados.
“Los chicos tienen que estar siempre ocupados. Yo no les dejo un minuto libre.” decía cada vez que hablaba con alguna de sus amigas brujas.
Era verdad.
Desde que la bruja estaba en casa, no solo tenía que ir a la escuela, sino también a estudiar inglés y guitarra y al club.
A mi hermano Nicanor lo habían anotado en unas clases de judo de las que venía siempre lleno de moretones.
Pero ahora habíamos descubierto algo muy importante.
Lo útil que era saber leer y escribir para defenderse de las brujas.

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